jueves, 8 de enero de 2009

Resumenes Libro Sweezy

I. Introducción

El primer capítulo de El Capital se titula “las mercancías”. Ya se ha hecho notar que mercancía es todo lo que se produce para el cambio más bien que para uso del productor; el estudio de las mercancías es, por consiguiente, el estudio de la relación económica del cambio. Marx empieza por analizar la “producción simple de mercancías”, que es como decir una sociedad en la que cada productor posee sus propios medios de producción y satisface sus múltiples necesidades por el cambio con otros productores que se encuentran en situación similar.
Según Smith, la división del trabajo es el origen de todo aumento en la productividad; es inclusive la base de la economía humana, lo que la distingue de la vida de las bestia.Pasando ahora a Marx, vemos desde el principio la diferencia de criterio que distingue su economía política de la de Adam Smith. Marx no niega la existencia de una relación entre la producción de mercancías y la división del trabajo, pero no se trata de ningún modo de la firme y rígida relación que describe Smith. No se quita a la división de trabajo nada de la importancia que Smith le atribuyó, pero se niega enfáticamente que la división del trabajo esté necesariamente ligada al cambio. En otras palabras, la producción de mercancías no es la forma universal e inevitable de la vida económica. La producción de mercancías es separada del reino de los fenómenos naturales y se convierte en materia válida de la investigación histórico-social. El economista no puede ya confinar su atención a las relaciones cuantitativas que nacen de la producción de mercancías; debe dirigir también su atención al carácter de las relaciones sociales subyacentes en la forma mercancía.

II. Valor del Uso.

Los objetos de consumo humano en todas las épocas y bajo cualquier forma de sociedad poseen igualmente valor de uso. El valor de uso expresa cierta relación entre el consumidor y el objeto consumido. La economía política, por otra parte, es una ciencia social de las relaciones entre las gentes. Marx excluía el valor de uso – o como ahora se le llamaría la “utilidad”- de la esfera de investigación de la economía política, en virtud de que no da cuerpo directamente a una relación social. Es importante advertir que esto contrasta fuertemente con el punto de vista de la teoría económica moderna. Esto no significa que el valor de uso no deba jugar ningún papel en la economía política. Por el contrario, así como la tierra, aunque no una categoría económica en sí misma, es esencial para la producción, el valor de uso es un prerrequisito del consumo y, como correctamente lo observa Petra, no está de ningún modo excluido por Marx de la cadena causal de los fenómenos económicos.

III Valor de cambio.

Poseyendo valor de cambio las unas en relación con las otras, las mercancías exhiben su característica única. En una sociedad en que el cambio es un método regular de realizar el propósito de la producción social, es sólo en calidad de mercancías como los productos tienen valor de cambio. A primera vista puede parecer que, menos aún que en el caso del valor de uso, tenemos que ver aquí con una relación social. El valor de cambio aparece como una relación cuantitativa entre cosas entre las mercancías mismas. La relación cuantitativa entre cosas, que llamamos valor de cambio es, en realidad, sólo una forma exterior de la relación social entre los propietarios de mercancías o, lo que viene a ser igual en la producción simple de mercancías, entre los productores mismos.
Hablando en términos escritos, el concepto valor de cambio aplica “sólo cuando las mercancías están presentes en plural”, ya que expresa una relación entre mercancías. Una mercancía individual, sin embargo, posee la calidad social que se manifiesta cuantitativamente en el valor de cambio. En la medida en que concentramos nuestra atención en esta calidad social, una mercancía es para Marx un simple “valor”.
Como valor de uso, una mercancía es un rasgo universal de la existencia humana, presente en cada una y en todas las formas de sociedad. Como valor, una mercancía es un rasgo de una forma histórica específica de sociedad que se distingue por do características principales:

1) división de trabajo desarrollada, y 2) producción privada. En un orden tal – y en ningún otro- el trabajo de los productores se realiza en mercancías, o sí olvidamos el aspecto universal de las mercancías (la utilidad), en valores.

IV. Trabajo y valor

El requisito de que todas las categorías económicas deben representar relaciones sociales condujo a Marx directamente al trabajo considerado como el “valor que yace oculto detrás” del valor de cambio. El trabajo también tiene dos aspectos, uno correspondiente al valor de uso y el otro al valor de la mercancía que produce. A la mercancía como valor de uso corresponde el trabajo como trabajo útil. Así, lo que el valor de uso es al valor en el caso de la mercancía, e trabajo útil es al trabajo abstracto en el caso de la actividad productiva. Cuando Marx dice que el trabajo es la sustancia del valor, habla siempre, en consecuencia, del trabajo considerado como trabajo abstracto.

V. Trabajo abstracto

El trabajo abstracto representado en el valor de las mercancías es un concepto que ocupa un lugar importante en el pensamiento de Marx. El trabajo abstracto es abstracto sólo en el sentido completamente recto de que se pasan por alto todas las características especiales que distinguen una clase de trabajo de otra. La expresión trabajo abstracto es, equivalente de “trabajo en general”; es lo común a toda actividad humana productiva.
Resumiendo, se puede decir que la reducción de todo trabajo a trabajo abstracto permite ver claramente, detrás de las formas especiales que el trabajo puede adoptar en un momento dado cualquiera, una suma de fuerza de trabajo social que es susceptible de transferencia de un uso a otro de acuerdo con la necesidad social, y de cuya magnitud y desarrollo depende en última instancia la capacidad productora de riqueza de la sociedad. La adopción de este punto de vista, además, está condicionada por la naturaleza misma de la producción capitalista, que lleva la movilidad del trabajo a un grado muy superior al de todas las formas anteriores de la sociedad.

VI. La relación de lo cuantitativo con lo cualitativo en la teoría del valor.

Una mercancía parece ser a primera vista simplemente un artículo útil que ha sido producido por una suerte especial de trabajador, que trabaja privadamente y aislado del resto de la sociedad. Esto es correcto en sí mismo. Pero la investigación revela que la mercancía en cuestión tiene común con todas las demás mercancías el hecho de absorber una parte del total de la fuerza de trabajo disponible en la sociedad. Es esta característica de las mercancías lo que hace de la “mercancía” el punto de partida y la categoría central de la economía política de los tiempos modernos. Desde un punto de vista formal parece que a la teoría del valor cuantitativo sólo concierne descubrir las leyes que rigen las proporciones relativas en que las mercancías se cambian unas por otras. El hecho de que una mercancía sea un valor significa que es trabajo abstracto materializado, o en otras palabras, que ha absorbido una parte del total de la actividad productora de riqueza de la sociedad.

VII. El carácter fetichista de las mercancías.

En la producción de mercancías la relación básica entre los hombres “adopta, a sus ojos, la fantástica forma de una relación entre las cosas”. Esta materialización de las relaciones sociales es el corazón y la médula de la doctrina del Fetichismo de Marx.
En períodos anteriores de la historia, cuando las relaciones de producción tenían un carácter personal directo, tal materialización de las relaciones sociales era evidentemente imposible. Aun en las primeras etapas de la producción de mercancías “está mistificación es todavía muy simple” y, por lo tanto, es fácil descubrirla. En realidad, sólo cuando la producción de mercancías adquiere un desarrollo tan alto y una difusión tan grande como para dominar la vida de la sociedad, el fenómeno de la materialización de las relaciones sociales. El productor individual trata con su prójimo sólo a través del “mercado”, donde los precios y las cantidades vendidas son las realidades sustanciales y los seres humanos no son más que sus instrumentos. Una vez que el mundo de las mercancías ha realizado por así decirlo, su independencia, y sometido a los productores a su dominio, estos últimos empiezan a mirarlo en mucho del mismo modo que ven ese otro mundo externo al cual tiene que aprender a adaptarse, el mundo de la naturaleza misma. El orden social se convierte, según la adecuada expresión de Lukacs, en una “segunda naturaleza” que se mantiene fuera de los miembros de aquél y opuesta a ellos.
Las consecuencias para la estructura del pensamiento son vastas y profundas. Aquí tendremos que contentarnos con algunas sugestiones que puedan servir para ilustrar las posibilidades de interpretación crítica que abre la doctrina del Fetichismo. La aplicación de las ideas y los métodos de la ciencia natural a la sociedad es uno de los rasgos más notables del período capitalista.

III el problema del valor cuantitativo



En toda sociedad es esencial que el trabajo se aplique a la producción y que los productos sean distribuidos entre los miembros de la sociedad lo que cambia en el curso de la historia es el modo de organizar y llevar a cabo estas actividades.



El valor de cambio: es un aspecto de las leyes que gobiernan la asignación de las actividades productivas en u a sociedad productora de mercancías, descubrir la naturaleza de estas leyes en términos cuantitativos es la tarea de la teoría del valor cuantitativo. Las mercancías se cambian unas por otras en el mercado en ciertas proporciones precisas. Marx supone que existe una correspondencia exacta entre las proporciones del cambio y las proporciones del tiempo de trabajo, las mercancías cuya producción requiere un tiempo igual se cambian sobre la base de uno por uno. El tiempo de trabajo socialmente necesario para producir un artículo es el que se requiere para producir un artículo en las condiciones normales de la producción.

El trabajo mas cualificado que el trabajo medio debe tener correlativamente una mayor capacidad de producir valor. La relación entre los dos tipos de trabajo es teóricamente susceptible de medición independiente de los valores de mercad de sus productos. También nos dice que las diferentes proporciones en que diferentes clases de trabajo no calificado como su norma parecen ser fijadas por la costumbre. Tiene una visión de la fuerza de trabajo como u todo. En lo que se refiere a la vasta mayoría de los obreros productivos, los talentos productivos, los talentos especializados no tienen gran IMPORTANCIA , LAS CUALIDADES QUE Hacen a un buen obrero (vigor destreza e inteligencia) no difieren mucho de una ocupación a otra. Desde el punto de vista de los problemas que se propuso estudiar, las diferencias en tre el trabajo cualificado y el no calificado no eran esenciales, ignoradas por lo tanto es una abstracción pertinente.

En proposición de que las mercancías se cambian unas por otras en proporción a la cantidad de trabajo socialmente necesario incorporado en cada una.



Valor de la competencia:

Condiciones bajo las cuales las proporciones de cambio corresponden exactamente a las proporciones del tiempo de trabajo. El deseo y la posibilidad de competir libremente por cualesquiera ventajas que puedan presentarse en el curso del cambio, transfiriendo su trabajo de una línea de producción a otra. En una sociedad de producción simple de mercancías la oferta y la demanda estarían equil9ibradas solo cuando el precio de cada mercancía sea proporcional al tiempo de trabajo requerido para producirla, la teoría de la determinación de los precios por la oferta y la demanda concurrentes no contradice la teoría basada en el trabajo.



El papel de la demanda:

A Marx se le acusa de haber ignorado el papel de la demanda, en el sentido de las necesidades y los deseos de los consumidores, en la determinación de las relaciones de valor cuantitativo.

El problema del valor cuantitativo es mas amplio que la mera cuestión de las proporciones del cambio y de que incluye un estudio de la asignación cuantitativa de la fuerza de trabajo de la sociedad a las diferentes esferas de la producción en una sociedad de productores de mercancía.

Bajo el capitalismo la demanda efectiva es solo parcialmente una cuestión relativa a las necesidades de los consumidores. Mas importante aún es la cuestión básica de la distribución del ingreso que a su vez es un reflejo de las relaciones de producción. La demanda del mercado esta regulada por la distribución del ingreso.

Ley del valor VS principio de la planeación:

La ley del valor resume las fuerzas actuantes en una sociedad productora de mercancías, una de las principales funciones de la ley del valor es la de aclarar que una sociedad productora de mercancías. En la medida en que la asignación de la actividad productiva es sometida a un control consciente la ley del valor pierde su pertinencia y su importancia, el principio de la planteación la sustituye.

El valor y el precio de producción.

El precio es la expresión monetaria del valor, los precios de producción derivan de de los valores.

Precio del monopolio

El monopolio dificulta el funcionamiento de la ley del valor como reguladora de las relaciones cuantitativas de producción y de cambio. Las discrepancias entre el precio de monopolio y el valor no están sometidas a ningunas reglas generales. Las relaciones de valor cuantitativo son perturbadas por el monopolio, las relaciones de valor cualitativo no. La existencia del monopolio en si misma no altera las relaciones sociales básicas de la producción de mercancías: la organización de la producción a través del cambio privado de los productos individuales del trabajo.

IV. PLUSVALÍA Y CAPITALISMO

En contraste a la producción simple de mercancías, sistema en el que todo productor es propietario de sus medios de producción y trabaja con ellos, en el capitalismo la propiedad de los medios de producción corresponde a una parte de la sociedad mientras que la otra desarrolla el trabajo. Si consideramos mercancías tanto a los medios de producción como al trabajo, podemos decir que ambos son objeto de cambio por lo que poseen valor de cambio. Esto nos lleva a decir que tanto las relaciones entre los propietarios de los medios de producción como las relaciones entre propietarios y no propietarios (trabajadores) son relaciones de cambio, es decir, que el trabajo se puede comprar y vender como cualquier otra mercancía y esto es una característica específica del capitalismo.

En la producción simple de mercancías, el productor vende sus mercancías con las que obtiene dinero que invierte en compra otras mercancías que necesita y que son distintas de las primeras, por lo que el esquema sería M-D-M (M=mercancía, D=dinero), en el que la mercancía originaria es distinta a la mercancía final. Sin embargo, en el capitalismo el propietario de los medios de producción o capitalista acude al mercado con dinero con el que compra mercancías que utiliza en su proceso productivo para crear un producto que vende de nuevo en el mercado, es decir, que lo cambia por dinero. El esquema del sistema capitalista sería D-M-D en el que el dinero es el principio y fin del proceso productivo. Hemos visto que el fundamento racional en el proceso de producción simple de mercancías es el de obtener una mercancía distinta a la que se posee en un principio, pero en el capitalismo, como el dinero es cualitativamente homogéneo, el único fundamento racional sería el que el dinero obtenido después del proceso productivo sea mayor que el que se posee en origen. El esquema correcto sería D-M-D’, en el que D’ es mayor que D. La diferencia entre D’ y D es el incremento de dinero obtenido tras el proceso productivo y lo que Marx denomina plusvalía. El objetivo del capitalismo es pues repetir este proceso productivo con el fin de obtener ganancias de forma interminable de manera que el capitalista pone dinero en el mercado para incrementarlo una y otra vez.

Cuando el capitalista acude al mercado para comprar la mercancía “fuerza de trabajo” lo que hace es comprar la capacidad de trabajo de un obrero durante el periodo de tiempo necesario para la producción. Pero, ¿cual es el valor de la fuerza de trabajo? Para Marx, el valor de la fuerza de trabajo es el valor de los medios de subsistencia necesarios para el mantenimiento del trabajador o, lo que es lo mismo, el valor de las mercancías necesarias para la manutención y las necesidades del trabajador, unas necesidades que varían dependiendo de las condiciones físicas, climáticas e históricas de un país.

De esta forma, se nos plante la cuestión del origen de la plusvalía, es decir, ¿en qué momento se crea la plusvalía dentro del proceso productivo? Parece claro que esta plusvalía no la generan ni los materiales incorporados al producto ni los edificios ni las máquinas usados en el proceso productivo ya que éstos transfieren su valor al producto final pero nada lleva a suponer que le aportan más valor de lo que ellos mismos poseen. Por lo tanto, es sensato pensar que la plusvalía es incorporada por la fuerza de trabajo, pero, ¿de qué forma? El capitalista compra fuerza de trabajo por un periodo de tiempo por el que paga un salario equivalente al valor de los medios de subsistencia del obrero. Pero en ese periodo de tiempo, el trabajador añade a la producción, además del valor suficiente que compensa sus medios de subsistencia, un valor excedente que el capitalista toma para si y que no se refleja en el salario. De este modo, la jornada de trabajo se puede dividir en dos partes: trabajo necesario, que es remunerado mediante el salario; y trabajo excedente, cuyo producto va a parar al capitalista en forma de plusvalía.

Por lo indicado anteriormente, el valor de las mercancías producidas bajo el capitalismo estaría formado por el capital constante (materiales y maquinaria usados en la producción) cuyo valor no se altera durante el proceso productivo, el capital variable (fuerza de trabajo) cuyo valor se ve alterado por la plusvalía que produce y la misma plusvalía. Así, podemos establecer que el valor de una mercancía se ve reflejado en la siguiente fórmula: c + v + p = valor total de la mercancía, donde c = capital constante, v = capital variable y p = plusvalía. Esta fórmula no sólo puede aplicarse a una sola mercancía sino que puede extenderse a la producción total de una empresa, de un grupo de empresas o aplicarse a toda la economía durante un periodo de tiempo. Cabe destacar que esta fórmula mostraría una versión simplificada de los balances modernos de las empresas capitalistas, en las que el capital constante sería el gasto en materiales más la depreciación de la maquinaria, el capital variable sería el desembolso en sueldos y salarios, la plusvalía sería el ingreso disponible para distribuir en dividendos o para su reinversión en el negocio y el valor total se correspondería con los ingresos brutos por ventas.

De la fórmula anteriormente expuesta se derivan algunas proporciones entre las que están:

- Tasa de Plusvalía: se trata de la proporción de la plusvalía respecto al capital variable y se representa con una p’, de forma que p’= p/v. La tasa de plusvalía es lo que Marx llama tasa de explotación y la define como la proporción de trabajo excedente respecto al trabajo necesario. La tasa de plusvalía o de explotación es determinada por 3 factores: la duración de la jornada de trabajo, la cantidad de mercancías que forman parte del salario real y la productividad del trabajo, de manera que esta tasa puede elevarse aumentando la duración del día de trabajo (plusvalía absoluta), rebajando el salario real o aumentando la productividad del trabajo (plusvalía relativa).

- Composición orgánica del capital: es la proporción del capital constante con respecto al capital total y la designamos con la letra o. Así, o = c/c+v. Esta proporción nos muestra la dimensión en la que el trabajo es provisto de capital constante (materiales, instrumentos y maquinaria) en el proceso productivo.

- Tasa de la ganancia: es la magnitud fundamental para el capitalista ya que muestra la proporción de la plusvalía respecto a la cantidad total de capital invertido. Se representa con la letra g y su fórmula es g = p/c+v. Con esta proporción se identifica la plusvalía con la ganancia, por lo que, para que sea una fórmula práctica, Marx entiende que no hay que destinar ninguna parte de la plusvalía a pagar la propiedad de la tierra, se supone que la renta de la tierra es 0. Otra suposición que realiza Marx respecto a la tasa de la ganancia es que todo capital tiene el mismo periodo de rotación, que es un año, con el fin de llegar al concepto común de tasa anual de la ganancia. Esto debe ser así ya que los periodos de rotación de los distintos elementos que forman parte del capital tienen periodos de rotación distintos y el capitalista se ve forzado a limitar y homogeneizar la inversión que realiza en capital durante un periodo de tiempo para calcular la tasa de la ganancia en ese periodo en base a la inversión realizada.

La ley del valor que defiende Marx se apoya en estas proporciones y supone que, debido a la fuerza de la competencia, las tres tienden a ser iguales en todas las industrias y todas las empresas, teoría que es poco sostenible cuando comparamos industrias productoras de mercancías completamente diferentes que debido a su naturaleza tienen composiciones de capital muy distintas y por lo tanto, es muy difícil que tengan iguales composiciones orgánicas de capital así como iguales tasas de plusvalía y de ganancia.

RESUMEN SWEEZY CAPÍTULO 5
LA REPRODUCCIÓN SIMPLE
La Reproducción Simple se refiere a un sistema capitalista que conserva indefinidamente las mismas dimensiones y las mismas proporciones entre sus diversas partes. Para que se cumplan estas condiciones es necesario que los capitalistas repongan cada año el capital gastado o usado y empleen toda su plusvalía en el consumo; y que los obreros gasten todo su salario en el consumo. La producción se divide en dos amplias categorías: producción total de medios de producción y producción total de artículos de consumo. Ambas, tomadas en su conjunto, constituyen la suma de la oferta social de mercancías. El ingreso, por otra parte, podemos decir que se divide en tres categorías: el ingreso del capitalista que éste debe gastar en medios de producción si ha de mantener su posición como capitalista, el ingreso del capitalista que éste es libre de gastar en el consumo (plusvalía) y el ingreso del trabajador (salario).
LAS RAÍCES DE LA ACUMULACIÓN
La Reproducción Simple implica la abstracción de lo más esencial en el capitalista, a saber, su interés en ampliar su capital. Realiza esto convirtiendo una parte (a menudo la mayor) de su plusvalía en el capital adicional. Su capital acrecentado le permite entonces apropiarse aún más plusvalía, que a su vez convierte en capital adicional, y así sucesivamente. Este el proceso conocido como acumulación del capital; constituye la fuerza motriz del desarrollo capitalista. El capitalista es un capitalista y una figura importante en la sociedad sólo por ser el propietario y representante del capital. Privado de su capital, no sería nada. Pero el capital tiene una sola cualidad, la de poseer magnitud, y de aquí se sigue que un capitalista puede distinguirse de otro solamente por la magnitud del capital que representa. El propietario de una gran cantidad de capital ocupa un puesto más alto en la escala social que el propietario de una cantidad pequeña; posición, prestigio y poder se reducen a la vara de medir cuantitativa de pesos y centavos. El éxito en la sociedad capitalista, por lo tanto, consiste en aumentar el capital propio. Es interesante comparar las ideas de Marx sobre los motivos de la acumulación y el consumo de los capitalistas con las teorías contemporáneas ortodoxas que ponen el acento en la “abstinencia” y la “espera”. Según la teoría de la abstinencia, es penoso para el capitalista “abstenerse” de consumir a efecto de acumular, y, por lo tanto, el interés del capital debe considerarse como el necesario galardón de tal abstinencia. Contra esto Marx sustenta la opinión de que acumular capital, es decir, acrecentar la riqueza propia, es un fin positivo y lleva consigo, tanto como el consumo, ciertos “placeres”.En pocas palabras, los capitalistas quieren a la vez acumular y consumir; cuando hacen lo uno ello puede considerarse como abstinencia de lo otro.
LA ACUMULACIÓN Y EL VALOR DE LA FUERZA DE TRABAJO: PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA
Un hecho notable: la fuerza de trabajo no es una mercancía ordinaria. No hay capitalista que pueda dedicarse a producir fuerza de trabajo en caso de que suba el precio de ésta; en realidad, no hay ninguna “industria de fuerza de trabajo”. Sólo es una sociedad esclavista. Bajo el capitalismo, en general, el mecanismo equilibrador de la oferta y la demanda está ausente en el caso de la fuerza de trabajo. Tan pronto se toma en cuenta la acumulación, eleva la demanda de fuerza de trabajo y no es ya lícito suponer la igualdad entre los salarios y el valor de la fuerza de trabajo. Para Ricardo, en pocas palabras, el mecanismo necesario para asegurar el que los salarios permanezcan más o menos al nivel convencional de subsistencia, reside en una teoría de la población.


LA SOLUCIÓN DE MARX:
EL EJÉRCITO DE RESERVA DE TRABAJO
Marx estaba, bien enterado de la tendencia de los salarios a subir bajo el impacto de la acumulación de capital. Estaba completamente seguro de que tal elevación de salarios “no puede nunca alcanzar el punto en que amenace al sistema mismo”.La solución de Marx a este problema gira alrededor de su famoso concepto del “ejército de reserva del trabajo”, o como también lo llamó, la “población excedente relativa”. El ejército de reserva consiste de obreros desocupados que, mediante su competencia activa en el mercado de trabajo, ejercen una presión constante: hacia abajo, en el nivel del salario.

RESUMEN SWEEZY CAPÍTULO 6
VI. LA TENDENCIA DESCENDENTE DE LA TASA DE LA GANANCIA
La Formulación de la ley por Marx.

La misma cantidad de trabajo puede elaborar más materiales y rendir un volumen cada vez mayor de productos acabados. Ello quiere decir que la productividad del trabajo crece de continuo. De estos cursos derivó Marx su famosa “ley de la tendencia descendente de la tasa de la ganancia”.
La tasa de la ganancia puede expresarse en términos de la tasa de la plusvalía y la composición orgánica del capital, con la fórmula siguiente:
G= p’ (I – o)
Esto es la Teoría de la Ley, demostraba que ciertos obstáculos internos se oponían al desarrollo indefinido de la producción capitalista. Por una parte, una composición orgánica ascendente del capital es la expresión de la creciente productividad del trabajo. Por otra parte, la tasa descendente de la ganancia que la acompaña tiene que cerrar al fin los cauces de la iniciativa capitalista.
Las causas contrarrestantes.

Marx enumera seis “causas contrarrestantes” que “contrarrestan y anulan “la ley general de la tasa descendente de la ganancia. Una de éstas se relaciona en realidad con la forma de calcular la tasa de ganancia. Las otras cinco pueden ser clasificadas según que su efecto sea mantener baja la composición orgánica del capital o elevar la tasa de la plusvalía. Clasificación:
- Abaratamiento de los elementos del capital constante. El uso creciente de maquinaria, elevando la productividad del trabajo, disminuye el valor por unidad del capital constante. “En esta forma el valor del capital constante, aunque crece sin cesar, no puede crecer en la misma proporción que su volumen material. Un aumento dado en la composición orgánica del capital, haciendo bajar el valor del capital constante, actúa en cierta medida como su propio correctivo.
- Aumento de la intensidad de explotación. Aquí Marx hace hincapié en la prolongación de la jornada de trabajo y en lo que hoy se llamaría “acelerar” y “estirar”. LA prolongación de la jornada de trabajo eleva directamente la tasa de la plusvalía. El acelerar y estirar eleva la tasa de la plusvalía haciendo entrar el trabajo necesario en un tiempo más corto y dejando así una parte mayor de la jornada de trabajo no alterada para el trabajo excedente. El efecto en cualquiera de estos casos es elevar la tasa de la ganancia en relación con lo que en otras circunstancias hubiera sido.
- Depresión de los salarios más debajo de su valor. Práctica de reducción de salarios, que los capitalistas están dispuestos a adoptar cada vez que pueden. Marx meramente la menciona de paso, puesto que se apoya en la suposición general de que todos los precios y salarios están determinados por el mercado, y esta suposición rechaza la posibilidad de una política de salarios agresiva por parte de los capitalistas.
- Sobrepoblación relativa. Marx hace hincapié en el punto de que la existencia de trabajadores desocupados conduce a la instalación de nuevas industrias con una composición orgánica del capital relativamente baja y una tasa de la ganancia relativamente alta. Cuando estas tasas de la ganancia relativamente altas se promedian con las tasas de ganancia obtenidas en las viejas industrias, hacen subir la tasa de la ganancia general.
- Comercio exterior. En la medida en que el comercio exterior abarata en parte los elementos del capital constante, y en parte los artículos necesarios para la vida por los cuales se cambia el capital variable, tiende a elevar la tasa de la ganancia elevando la tasa de la plusvalía y reduciendo el valor del capital constante.
Una crítica de la Ley

¿Se justifica el suponer al mismo tiempo una tasa constante de la plusvalía?.
Una composición orgánica ascendente del capital va de la mano con la creciente productividad del trabajo. Si la tasa de la plusvalía permanece invariable, esto significa que tiene lugar una elevación de los salarios reales, exactamente proporcional al aumento en la productividad del trabajo. La productividad acrecentada del trabajo del obrero beneficia a éste en igual grado que al capitalista.
En primer lugar, hasta aquí todo nuestro análisis nos conduce a esperar una tasa ascendente de la plusvalía. Una de las concomitantes normales de la productividad del trabajo acrecentada es la creación de un ejército industrial de reserva, que ejerce una influencia deprimente sobre los salarios. Ésta es precisamente una de las características que distinguen al capitalismo. La suposición de una tasa constante de la plusvalía con la productividad ascendente del trabajo parece pasar por alto este efecto. Puede decirse que Marx tomó en cuenta este problema incluyendo la superpoblación relativa entre las causas contrarrestantes de la tasa descendente de la ganancia.
Difícilmente se justifica la suposición de Marx de una tasa constante de la plusvalía coexistiendo con una composición orgánica ascendente del capital. Un ascenso en la composición orgánica del capital significa necesariamente un aumento en la productividad del trabajo, y Marx mismo nos dice que una más alta productividad va invariablemente acompañada por una tasa más alta de la plusvalía.
Si se supone que tanto la composición orgánica del capital como la tasa de la plusvalía son variables, entonces la dirección en que la tasa de la ganancia cambiará se hace indeterminada. La tasa de la ganancia bajará si el porcentaje de aumento en la tasa de la plusvalía es menor que el porcentaje de disminución en la proporción del capital variable con respecto al capital total.
¿Podemos considerar como probable que esta condición se cumpla en lo general?. Si es así, la suposición de Marx de una tasa constante de la plusvalía pudiera considerarse como un recurso útil para enfocar la atención en el elemento más importante de la situación.
Marx pensó probablemente en estos términos, y ésta es quizá la razón de que formulase el problema de la tasa de la ganancia como lo hizo.
En términos físicos es seguramente verdad que la cantidad de maquinaria y materiales por obrero ha mostrado una tendencia a crecer muy rápidamente. Pero la composición orgánica del capital es una expresión de valor; y debido a la productividad del trabajo en ascenso constante, el crecimiento en el volumen de maquinaria y materiales por obrero no debe considerarse como un índice del cambio en la composición orgánica del capital.
La formulación de la Ley de la tendencia descendente de la tasa de la ganancia por Marx no es muy convincente. Al mismo tiempo podemos advertir que los intentos hechos para demostrar que una composición orgánica ascendente del capital debe ser acompañada por una tasa ascendente de la ganancia tampoco son convincentes.
Marx ha considerado una tendencia descendente de la tasa de la ganancia como un rasgo básico del capitalismo. Lo único que se pone de manifiesto es que no es posible demostrar una tendencia descendente de la tasa de ganancia comenzando el análisis por la composición orgánica ascendente del capital. Tras la composición orgánica ascendente del capital está el proceso de la acumulación de capital, y es aquí donde debemos buscar las fuerzas que tienden a deprimir la tasa de la ganancia.
Si los demás factores no cambian, tal elevación de los salarios conduce a una reducción en la tasa de la plusvalía, y esto, a su vez, se expresa en un descenso en la tasa de la ganancia.
Los capitalistas mediante la introducción de maquinaria y otros recursos para economizar trabajo, procuran mantener la tasa de la ganancia en su nivel anterior y aun elevarla por encima de él. El aumento en la composición orgánica del capital tenderá a restablecer la tasa de plusvalía a acrecentar el volumen de la plusvalía mas allá de los que éste hubiera sido en ausencia del aumento de la composición orgánica del capital. Por lo tanto, los actos de los capitalistas al elevar la composición orgánica del capital no carecen de cierta justificación objetiva desde el punto de vista de la clase capitalista en su conjunto.
Ni ha habido tampoco la intención de negar la validez de las causas contrarrestantes de Marx.
Los capitalistas sufren siempre la tentación de intentar un aumento en la tasa de la plusvalía y no parece muy dudoso que el contrapeso que resulta a la tendencia descendente de la tasa de la ganancia sea continuo y pueda ser a veces importante.
Entre las fuerzas tendientes a deprimir la tasa de la ganancia podemos mencionar:
a) Sindicatos. Si la competencia del ejército industrial de reserva en el mercado de trabajo pudiese actuar sin estorbo ni obstáculo, los ingresos reales de los obreros podrían ser mantenidos en un bajo nivel de subsistencia, en tanto que los capitalistas reportaban todos los beneficios del aumento en la productividad. Para vencer este obstáculo los obreros se agrupan en sindicatos, asegurándose de este modo el control de la oferta de fuerza de trabajo. Los sindicatos son así el instrumento más importante con que los obreros procuran mejorar sus condiciones bajo la producción capitalista.
b) Acción del Estado en beneficio de los trabajadores. Ejemplos son la limitación legal de la jornada de trabajo, el seguro contra el desempleo. Por lo general la primera reduce la tasa de la plusvalía, en tanto que la segunda ayuda a los trabajadores en sus esfuerzos por mantener los niveles de salario.
c) Organizaciones patronales. Actúan para mejorar la posición contractual del capital frente al trabajo y ejercen una influencia ascendente en la tasa de ganancia.
d) Exportación de capital. En sus efectos directos sobre la economía del país, la exportación de capital actúa para mitigar la presión sobre el mercado de trabajo doméstico, y en esta forma impide que la acumulación tenga todo su efecto depresivo sobre la tasa de ganancia.
e) Formación de monopolios. La influencia del monopolio en la tasa de ganancia es un tema complicado
f) Acción del Estado en beneficio del capital. Un ejemplo lo ofrecen las tarifas protectoras. Estas tarifas pueden tener el efecto de elevar la tasa de la ganancia general.

En el análisis del capitalismo todo debe ser cuidadosamente examinado y probado por su influencia sobre la tasa de ganancia.
CAPITULO VIII. La Naturaleza de las Crisis Capitalistas

Marx hablaba de las crisis que se producen cíclicamente en el sistema capitalista, sin embargo no ahonda en un análisis completo debido a la gran complejidad de fuerzas que las forman y la falta de tiempo que tuvo para analizarlas.
Sin embargo, si existen análisis de los posteriores partidarios de Marx, que centran mucha de su atención precisamente en estas crisis.
Se produce un cambio con la moneda, el intercambio anterior de mercancía por mercancía se convierte en mercancía por dinero, esto separa el cambio en dos partes y permite al productor buscar solo lo que él necesita. De este modo se produce una especialización, que es la base de la productividad incrementada.
En el sistema de producción por medio del cambio privado, si se rompe una cadena de compra de un productor a otro puede afectar a toda la economía. Aparece entonces la crisis, en la que se dan mercancías invendibles y necesidades insatisfechas. Se ha producido más de lo que se puede vender.
¿Por qué los productores van a seguir esta conducta? Algún desastre podría justificarla pero esto daría como resultado una crisis de déficit agudo más que unos excedentes invendibles. El atesoramiento si podría justificar este tipo de excedente. Sin embargo este suele ser gradual y se compensa con un aumento de la oferta de dinero. Parce difícil que el atesoramiento justifique las crisis súbitas.
Bajo una producción simple de mercancías parece improbable este tipo de crisis, esto se debe a que “Mercancía por Dinero por Mercancía (M-D-M)” significa producción para el consumo y el consumo es un proceso continuo.
Los teóricos capitalistas tienden a confundir la producción simple de mercancías y la producción capitalista.
Como ejemplos se expone “la ley de Say” que consiste en que si a una venta le sigue una compra no puede haber sobreproducción por qué no se pararía la circulación “M-D-M”. El problema es que se extrapola este caso a cualquier circunstancia. Y en este sentido se torna imposible de sostener, a pesar del empecinamiento de los economistas clásicos por aceptar este dogma.
Marx hace una crítica minuciosa de “la ley de Say”, deduce que en el sistema de producción capitalista “M-D-M” al haberse separado en tiempo y espacio la venta y compra contiene la posibilidad de crisis por sobreproducción.
La forma “M-D-M” de la producción simple se transforma en D-M-D en el sistema de producción capitalista, siendo completamente diferente la condición de sobreproducción. En este paso el capital inicial y el nuevo dinero carecen de valor de uso, son un valor de cambio, y esto hace que el sistema capitalista acabe con el único fin de la apropiación de más riqueza (Tasa de ganancia “↑D”). Sin embargo, este no es ni mucho menos la relación que se da para los trabajadores ya que poco tiene que ver con la acumulación del capitalista y no va más allá que asegurar el futuro para cuando no pueda vender su fuerza de trabajo.
Si el fin del capitalista es ↑D con respecto al D inicial, cualquier gesto de acumulación en el ciclo dará origen a la sobreproducción. En el caso de la producción capitalista, con respecto a la de mercancías simples, es que ante el peligro del ↑D será difícil que el capitalista ponga en circulación su D. *2 Casos:
- Si ↑D desaparece o es negativo, los capitalistas retirarán su D, lo que conlleva reducción de la circulación D-M-D y desemboca en sobreproducción.
- Se produce un descenso en ↑D, pero aunque continúe positiva, el capitalista si no ve que puede reemplazar el valor de D inicial con la tasa usual de ganancia (Marx) comenzará una reducción de sus operaciones.
Se podría alegar que de esta manera el capitalista podría invertir en otra línea de producción. Bien, aparte de dejar la primera industria sin recursos, la crisis es extendible a otras industrias y de esta manera al capitalista no reinvertiría hasta que fuese rentable, y entre tanto ya se ha interrumpido el proceso de circulación y esto provoca Sobreproducción. Por esto no es cierto que se deba producir un aumento negativo en ↑D para crear crisis, basta con un descenso en ↑D.
También podría argumentarse que el capitalista puede continuar el ciclo D-M-D con el consumo personal, sin embargo, esta afirmación es contraria a la naturaleza del capitalista, ya que como vimos antes el capitalismo es en su ser una acumulación incesante de capital.
Marx separa los empresarios de los poseedores de capital, que suministran los préstamos. El empresario pensara que vale la pena invertir en tanto la tasa de ganancia sea mayor que el interés a pagar. Si esto no se da el empresario dejará inmediatamente de invertir y la circulación se rompe.
Podría decirse que bajar los tipos de interés resolvería esta situación, sin embargo esto haría que los prestamistas conservasen su dinero hasta la llegada de un tipo de interés más alto. Por supuesto si a la larga esto no ocurre los capitalistas deberían resignarse a este tipo y volver a prestar a los empresarios.
Vemos que el razonamiento de los prestamistas es el mismo que el de los inversores cuando la tasa de ganancias desciende más de su nivel usual.
En los siguientes capítulos se trata la diferenciación entre las crisis:
- Relacionadas con la tendencia descendente de la tasa de ganancia, según la cual el proceso de acumulación de capital conlleva esta consecuencia.
- De realización, que dice que los capitalistas puede verse incapacitados para vender las mercancías a sus valores, y este descenso de la lucratividad se agudiza con la crisis subsecuente.
Los dos tipos plantean causalmente problemas distintos. En un caso, tiene que ver con movimientos en la tasa de plusvalía y en la composición del valor; en el otro, tiene que ver con fuerzas que crean un déficit de demanda de mercancías y trastoca el sistema de valor. Aunque el punto de partida en ambos casos es un descenso en la tasa de ganancia.

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